Los días de Gloria Ruiz como vicegobernadora se agotaron; se acabó la ilusión de ser una referente de La Libertad Avanza por el costado de su compromiso con el frente Neuquinizate que la ungió como la segunda figura institucional de la provincia.
Su destitución por inhabilidad moral es también un golpe muy fuerte para su futuro político. El discurso contra la corrupción pronunciado por el gobernador Figueroa en las últimas horas no la menciona, pero todos sabemos de qué habla. También tienen que tenerlo en cuenta quienes cumplen funciones en el Ejecutivo. Grávenselo a fuego. Gloria ya es cosa juzgada, pero el desafío no finaliza ahí.
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Es la culminación de un primer año de gestión colmado de experiencias, más allá de las expectativas de cambio que se generaron a principio de mandato y que pueden haberse concretado o no, en camino está la construcción de un nuevo poder que busca consolidarse. La impronta personal del primer mandatario está incita en la gestión de gobierno, pasos firmes y seguros. Más allá de las expectativas que agita la tribuna importa la dirección del rumbo.
Un año adentro
En el último mes, el gobierno ha puesto en consideración de la ciudadanía todo lo que ha sido la gestión en cada una de las áreas, una especie de rendición de cuentas de lo que se ha gestionado. Sobresale una cuestión importante que es la tranquilidad financiera, el no tener que andar corriendo detrás de fondos para cumplir con las obligaciones del Estado.
La no necesidad de depender de anticipos del Tesoro ayudó a llevar en mejores condiciones la relación con la Administración Nacional. Una convivencia que se da en base a dos figuras claves, el ministro Guillermo Francos y Luis Caputo con quienes Figueroa construyó un fuerte vínculo y a quienes considera aliados claves dentro del gobierno nacional.
La aprobación de la ley RIGI a mediados de año cambio el escenario de la provincia y la puso en un terreno donde los grandes planes de desarrollo, como son el puerto exportador en Río Negro y el GNL, serán un protagonista central y allí tiene puesta la mirada el gobernador.
El vínculo con las operadoras principales del complejo hidrocarburífero no es idílica, pero es realista en cuanto a lo que se llevan y a lo que deben dejar; el mandatario tiene muy en claro que estamos parados sobre recursos que reclama el mundo pero que a su vez hay una realidad ineludible, estos recursos se agotan en tres décadas.
Las noticias sobre la industria del petróleo indican que, en noviembre, gracias a su aporte, Argentina tuvo la producción más alta en dos décadas y Neuquén volvió a batir el récord histórico.
Lo que le queda a Neuquén y a las próximas generaciones parece ser el límite de lo que se puede conceder, ganar-ganar sí, socios para el progreso también, pero ningún negocio prosperará si es a costa de las privaciones de los locales. Está muy claro el rol que ve el gobierno respecto de qué aporta cada uno en esta etapa del desarrollo de Vaca Muerta. También tiene claro, desde la experiencia que brindó la era de la explotación convencional, en qué no puede volver a equivocarse la provincia.
Nada es definitivo en política y la gestión es un día a día con sus previsiones y sus imponderables. En este primer año hubo gente que apostó fuerte porque las cosas cambien, otros que fueron nostálgicos de tiempos idos. La única realidad es que cuando hay plata todo pasa a ser relativo y la redistribución por parte del Estado le da al gobierno un protagonismo excluyente.
Igualmente hay que ser cauto, porque dormirse en los laureles puede ser letal. Gobernar bien, con clara conciencia de que hay un cambio de época muy importante, que no es solo pour la galerie, que hay que estar a la altura de lo que se vive y responder a la demanda de los tiempos actuales.
En ese contexto, se cierra el año y se espera el 2025 que tiene un componente esencial en las elecciones donde el oficialismo nacional buscará hacer pie en la provincia reflejando en bancas lo que hasta ahora tiene en estudios de opinión.
Por ahora el gobierno festejará la Navidad sin Gloria.