La primera elección provincial de Neuquén, realizada el 15 de septiembre de 1958, fue el acto fundacional de la vida política autónoma de la provincia, que había sido creada por la Ley Nacional N.º 14.408 en 1955 y consolidada durante la presidencia de Arturo Frondizi. Hasta entonces, el territorio estaba bajo administración federal, con autoridades designadas desde Buenos Aires. Aquella jornada electoral representó el primer ejercicio pleno de la soberanía popular neuquina.
En un contexto nacional de transición democrática y desarrollo económico, los neuquinos acudieron a las urnas para elegir por primera vez a su gobernador, vicegobernador y legisladores provinciales. Con una alta participación, el resultado consagró a Ángel Edelman como primer gobernador constitucional de Neuquén, acompañado por Eduardo E. De Monte como vicegobernador, ambos pertenecientes a la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), el partido de Frondizi.
Te podría interesar
Durante los primeros meses de gestión, el gobierno provincial centró sus esfuerzos en la organización administrativa del nuevo Estado, la consolidación institucional y la creación de dependencias básicas, ministerios y organismos que dieran estructura al gobierno. Sin embargo, el clima político pronto se tensó. Los conflictos entre sectores internos del radicalismo, junto con diferencias con el gobierno nacional y la presión social por la distribución de recursos, derivaron en una crisis institucional que puso fin a su mandato.
En 1961, tras un período de fuertes disputas políticas y cuestionamientos a la administración, el gobierno de Edelman fue intervenido por la Nación, marcando el fin del primer experimento democrático neuquino. La intervención significó una pausa en el proceso de consolidación provincial, pero también el germen de una nueva fuerza política que cambiaría el panorama local: el Movimiento Popular Neuquino (MPN).
El MPN surgió poco después, fundado por los hermanos Felipe y Elías Sapag, quienes habían participado del radicalismo y fueron desplazados durante los conflictos con el gobierno central. El nuevo movimiento se definió como una expresión provincialista, centrada en la defensa de la autonomía neuquina y el control de sus recursos naturales. Su aparición reconfiguró el mapa político, desplazando a los partidos nacionales tradicionales y dando origen a una hegemonía que marcaría las décadas siguientes.
Aquel proceso iniciado en 1958 no solo consolidó la identidad provincial de Neuquén, sino que sentó las bases de una cultura política autónoma, basada en la defensa de los intereses locales y en la construcción de un modelo de desarrollo propio. La primera elección fue, así, el inicio de una historia de autogobierno, tensiones institucionales y redefinición de poder que culminaría en el predominio del MPN como fuerza central del sistema político neuquino.