Domingo 29 de Junio de  2025
MEMORIAS DE LOS VIENTOS

El palacio que nació al revés

Tras años de sedes provisionales, la construcción "a destiempo" del edificio de Roca y Avenida Argentina, marcada por una cláusula contractual que priorizó el cuarto piso, culminó en una habilitación escalonada en 1981.

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La historia del Palacio Municipal de Neuquén, ubicado en la icónica esquina de Roca y Avenida Argentina, es un relato fascinante de la evolución urbana de la ciudad y las particularidades que rodearon la edificación de su sede administrativa. Lejos de una construcción lineal y convencional, este emblemático edificio se levantó de una manera que desafió las normas de su época, dejando una huella única en el patrimonio arquitectónico de la capital neuquina.

Antes de asentarse en su ubicación actual, la administración municipal de Neuquén peregrinó por diversas sedes temporales. Desde la casa de un vecino hasta varios locales alquilados, la municipalidad buscó un hogar permanente. Entre estos espacios provisionales, el "Chateaux Gris", una estructura de madera, se destacó por su precariedad, siendo considerado "altamente combustible" y "no adecuado". Esta situación crítica motivó una solicitud en 1944 al entonces gobernador, Bertolomé Peri, para reubicar la municipalidad en un espacio más seguro.

La adquisición del terreno en Avenida Argentina y Roca, autorizada en junio de 1951 por el comisionado municipal Ismael Nordenström, marcó el inicio de una nueva era. Aproximadamente siete años después de la solicitud de 1944, alrededor de 1951, comenzó la construcción del primer edificio de ladrillos en este predio. Sin embargo, el proyecto que dio forma al actual "Palacio Municipal" se concretó entre 1960 y 1966.

Lo más llamativo de la obra fue su desarrollo "a destiempo". A menudo se percibía que "dos pisos fueron hechos por una empresa y dos por otra". Sin embargo, esta particularidad se debió a que el contrato estipulaba que el pago total de la obra se realizaría una vez finalizado el cuarto piso.

Para agilizar el cobro, la constructora adoptó una estrategia inusual: priorizó la edificación de la planta baja y el primer piso, para luego "tirar las columnas" hacia arriba y completar la estructura y los acabados del cuarto piso. Esto dejó los pisos segundo y tercero en un estado de avance menor, o "en obra", mientras se priorizaba la finalización del cuarto piso para cumplir con la condición de pago. Esta decisión, impulsada por las condiciones financieras del contrato, ilustra cómo los hitos de pago pueden influir profundamente en la metodología de ejecución de un proyecto.

Esta estrategia resultó en una ocupación y habilitación del edificio que no siguió un orden convencional, sino de manera escalonada y no lineal. El cuarto piso fue el primero en ocuparse en 1972, siendo clave para el pago del contrato. Le siguieron la Planta Baja en 1977, el Primer Subsuelo (que albergó el Centro de Cómputos) en 1980, y finalmente el Primer Piso (destinado a oficinas) en 1981. Los pisos segundo y tercero se "cerraron", implicando su finalización o preparación para su uso, también en 1981.

Esta secuencia de habilitaciones a lo largo de casi una década, desde 1972 hasta 1981, marcó la inauguración final del edificio como sede de la administración municipal, estableciéndolo como un símbolo permanente del gobierno local.