El funeral del papa Francisco se celebra este sábado en la plaza de San Pedro, con la presencia de unos 200.000 fieles y más de 140 delegaciones de todo el mundo. El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, brindó una emotiva homilía que destacó el legado de un pontífice que “no cesó de alzar su voz implorando la paz” y que se mantuvo cerca de los pobres y migrantes.
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Francisco ejerció su papado en un contexto global de múltiples guerras, subrayó el cardenal, quien recordó las palabras del pontífice: “La guerra es sólo muerte, destrucción de casas, hospitales y escuelas; siempre deja al mundo peor que antes”. Re enfatizó que el papa apostó siempre a la sensatez y la negociación honesta como caminos para la resolución de conflictos.
El cardenal Re describió a Francisco como “un pontífice entre la gente”, con el corazón abierto a todos, dedicado especialmente a los últimos de la Tierra y a los marginados. Remarcó su contacto directo con quienes sufrían y su fidelidad inquebrantable a los sectores más vulnerables.
Entre los hitos mencionados, destacó el llamado de Francisco a “construir puentes y no muros”, pronunciado frente al entonces presidente Donald Trump, y su primer viaje a Lampedusa, homenajeando a los migrantes fallecidos en el Mediterráneo. También recordó su visita a Lesbos y la misa en la frontera entre México y Estados Unidos.
El funeral también ha sido ocasión para rememorar los 47 viajes apostólicos de Francisco, incluyendo su histórica visita a Irak en 2021 y su recorrido en 2024 por Asia y Oceanía, llegando a las "periferias más periféricas del mundo".
Además, Re recordó la última aparición pública del papa en el Domingo de Resurrección, cuando, pese a sus graves problemas de salud, descendió en el papamóvil a saludar a los fieles, mostrando su espíritu de entrega hasta el final.
Francisco también fue recordado por su estilo comunicacional único, con un vocabulario sencillo y metáforas poderosas que le permitieron llegar incluso a quienes estaban alejados de la fe. Su carisma buscó despertar energías morales y espirituales en un mundo convulsionado.
La ceremonia concluyó invirtiendo la frase que Francisco solía pedir: “No se olviden de rezar por mí”. Esta vez, el cardenal Re expresó: "Querido papa Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y bendigas a la Iglesia, a Roma y al mundo entero".
El legado de un papa sencillo, comprometido y humano se grabó a fuego en la memoria de quienes hoy lo despidieron con profunda emoción.