En una maniobra que agita el comercio internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una pausa de 90 días en la suba de aranceles para más de 75 países, entre ellos Argentina, que no tomaron represalias frente a su política arancelaria. Sin embargo, excluyó de esta tregua a China, que enfrentará una suba de aranceles del 125%, frente al 104% anterior, en lo que el mandatario calificó como una respuesta a la “falta de respeto” del gigante asiático hacia los mercados.
A través de Truth Social, Trump sostuvo que la reducción temporal al 10% de los aranceles busca dar margen a los países que iniciaron negociaciones con Washington, pero advirtió que mantendrá gravamámenes diferenciados para bloques como la Unión Europea, que tributa un promedio del 20%.
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Desde Beijing, la reacción fue inmediata. La delegación china en la OMC denunció que Estados Unidos viola las normas internacionales y debilita el sistema multilateral. Acusaron al gobierno norteamericano de priorizar intereses internos y aplicar un enfoque engañoso basado únicamente en los saldos comerciales.
En este contexto, el gobierno de Trump continúa profundizando una visión unilateral del comercio exterior, reforzando su idea de que los acuerdos multilaterales y las instituciones internacionales como la OMC ya no representan los intereses del pueblo estadounidense. La narrativa proteccionista gana terreno, incluso en un escenario global donde la interdependencia económica es más evidente que nunca.