Horacio Manuel Espinoza fue declarado culpable por haber cometido el doble femicidio en Cipolletti el 12 de diciembre, terminando con la vida de Lydia Tapia (86) y Estella Maris Natalini (67), en el barrio 400 viviendas de Cipolletti. Esta semana, admitió que las mató a puñaladas para robarles dinero, que posteriormente utilizó para pagar una deuda.
El femicida describió el brutal ataque ante el tribunal compuesto por Alejandra Berenguer, Marcelo Gómez, Guillermo Baquero Lazcano, en la audiencia de juicio abreviado parcial propuesta por su defensor Oficial Marcelo Caraballo junto a la Fiscalía, representada por Santiago Márquez Gauna, Martín Pezzetta y Juan Pablo Escalada.
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Espinoza relató que el jueves 12 de diciembre salió a las 8 de su departamento rumbo a lo de sus vecinas Lydia y Estella Maris, quienes lo conocían desde hace años: “Ellas me abren, ingreso con ellas. La vecina Estella, la menor, abrió una de las persianas del departamento y en el momento cuando va a abrir la segunda ventana es que yo la ataco”, dijo.
Posteriormente, explicó que quería robarles para pagar una deuda: “Era solo para un robo porque tenía una deuda, y se me fue de las manos”, confesó. “Luego de eso, aparece Lydia y ahí fui contra ella, en la entrada del pasillo del departamento”, dijo omitiendo detallar que apuñaló a ambas varias veces con el mismo cuchillo, de acuerdo a la acusación fiscal.
La acusación describió las múltiples lesiones sufridas por ambas víctimas producidas por “un arma blanca y agrupadas en tercio superior del tórax, cuello y región lateral de la cabeza”.
“Una vez hecho lo que hice, recorrí el departamento viendo si encontraba dinero. Encontré un poco de dinero y me fui del lugar a las 9:15 o 9.30", relató. Se llevó un teléfono celular que descartó, y $370.000 en efectivo que llevó a la administración del barrio 400 viviendas para cancelar una deuda: "Quienes cobraron que la deuda la pagó con billetes manchados con un fluido que podría ser sangre que se encuentran secuestrados", dice el informe del MPF.
Luego de retirarse del departamento en donde asesinó a las dos mujeres, el femicida relató que puso el arma blanca y una campera ensangrentada en una bolsa, que arrojó en un canasto de basura a varias cuadras del lugar. Durante la tarde, salió en su bicicleta a verificar si el camión de la basura la había llevado pero que aún seguía ahí, por lo que se deshizo de estos elementos en el balneario el 30 de Cipolletti.
El defensor oficial mencionó que el femicida “sabe que la pena que le corresponde es perpetua y que nadie lo influenció para admitir su autoría". Luego de un cuarto intermedio el Tribunal aceptó por unanimidad el acuerdo parcial no sólo por la confesión, sino especialmente por el mérito de la prueba objetiva, declarando al hombre responsable penal del doble homicidio triplemente calificado, como había sido requerido por la acusación.
Testimonios de los vecinos
Vecinos del edificio, consternados por el hecho, aportaron información relevante. Una mujer relató haber escuchado un grito proveniente del departamento en horas de la mañana, pero no lo relacionó con un ataque. Otro testimonio indicó que días antes, Stella Maris había cobrado dinero, lo que podría sugerir un posible móvil económico detrás del crimen.
Un detalle estremecedor fue aportado por Amalia, una vecina cercana, quien narró cómo un perro ladró al percibir movimientos en el departamento. Además, señaló que las víctimas eran conocidas por su solidaridad con quienes pedían ayuda, lo que hace aún más desconcertante el ataque