Escalofriantes detalles fueron brindados este martes por Néstor Soto, el joven oriundo de Bariloche que mató a su amiga influencer Catalina Gutiérrez en Córdoba. Tras el cuarto intermedio solicitado por el tribunal el viernes pasado para analizar el cambio de carátula, el femicida rompió el silencio y relató paso por paso su versión de los hechos ocurridos la noche del 17 de julio de 2024, cuando asesinó a la joven en su departamento.
Pidió perdón a la familia de la joven, a su mamá y su abuela, pero insistió: "Yo soy un homicida, lo dije desde el momento cero. Pero sí me voy a defender de las acusaciones de que soy un femicida, de que tengo celos y de que lo planee”, dijo para intentar zafar de la pena de reclusión perpetua.
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Néstor Soto relató que organizó la juntada con Agustina Elías, Ulises Balián y otro amigo más. Con Catalina habló más tarde y coordinó que ella lo pasaría a buscar por su departamento ubicado en Podestá Costa 3100 en la ciudad de Córdoba. Dijo que discutió con ella por una tardanza suya y que luego la joven lo insultó y le pegó una cachetada: “Reaccioné con un golpe y le dije ‘Cati, me fui a la mierda, perdón’. Y cuando me estoy acercando ella me dice ‘pelotudo, me pegaste re fuerte’. Me agarra y estábamos los dos en el piso peleando”, agregó.
“Ella estaba en el piso y me toca el cuello. Era una práctica que hacíamos antes. Ella me apretó fuerte la nuez y ahí se me apagó la tele. Ahí arranca Néstor Soto loco. Le agarro las manos, se las zafo y hago la maniobra del mataleón. Lo hice fuerte y lo dejé de hacer. Como que, no es que me cayó la ficha. En ningún momento paró ese estado de emoción. Cuando la suelto lo primero que hago es escucharla si estaba viva y ví que no”, sentenció con total frialdad ante la familia de la joven.
Al darse cuenta de que había asesinado a su amiga, lo primero que declaró fue: “¿Qué hago? Se me pasó por la cabeza matarme, agarrar el auto y chocar. Vi arriba de la heladera el alcohol y dije ‘me prendo fuego acá en el departamento’. No sabía qué hacer, iba y venía, me senté y no entendía qué hacer” expresó.
Cómo trasladó el cuerpo de la joven a su automóvil
En ese momento, sostuvo, decidió sacar a Catalina de su departamento para llevarla “a la casa”. “Ahí agarré la cinta, se la puse para llevarla y se zafa. La subo al auto y en ningún momento se fue de mi cabeza el ‘qué está pasando’. No entendía nada. De golpe iba al bowling y de golpe estaba con Cati atrás”, dijo.
Después, Soto detalló que comenzó a manejar hacia la zona sur de Córdoba hasta que llegó al barrio Kennedy. “Freno en un lugar, no quería manejar más, me quería matar. Agarro el alcohol, tiro en el piso y me tiro a mí. Prendo un fósforo y se empieza a prender despacito. Ahí es cuando no me dieron los huevos, el fuego avanzaba paulatinamente y arranqué a caminar”, dijo sobre el momento en el que abandonó a su compañera de facultad muerta en su auto.
El momento de la confesión
Néstor Soto aseguró que mientras caminaba a su departamento desde el lugar donde había dejado el cuerpo de Catalina ya sabía lo que le esperaba y que en ese trayecto empezó “a fingir”. “Me llamó Ele y empecé a hacerme el boludo. No tenía los huevos para contarle a ellos. Llegué a mi departamento, me cambié y me pasó a buscar Zaza”.
“Yo sabía que íbamos a terminar en una comisaría entonces cuando me llevan yo lloraba porque era el único que sabía la verdad”, reconoció y continuó, “cuando llego a la comisaría empiezo a ver al papá, a la mamá, a la hermana y dije ‘ni en pedo hablo acá’. Seguí mintiendo. Dicen que se me vio nervioso. Y sí, más vale”.
Luego de eso, el asesino de Catalina Gutiérrez recordó cuando Eleonora Vollenweider lo abrazó en la comisaría para consolarlo y se quebró sin poder seguir hablando. “Se me acercó y me abrazó como consolándome a mí y a mí me daba asco, si yo lo hice. Me estaban tratando así y me daba asco, me sentía sucio”, sostuvo por haber estado engañando a la mamá de la víctima.
Más tarde, la Policía lo buscó en su departamento para declarar sobre ese 17 de julio. Fue ahí cuando Soto se quebró y confesó el homicidio. “No aguanté más, exploté llorando y dije ‘me arruiné la vida señor, me arruiné la vida’".