En la mañana de hoy, en conmemoración del Día de la Independencia, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, lideró el tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana. En un fuerte discurso, el arzobispo no titubeó en señalar la grave situación social que enfrenta el país, llamando a todos los sectores a no permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los más vulnerables. “A muchos les falta el termómetro social para saber lo que les pasa a los argentinos de a pie” dijo. Participaron de la misa el presidente Javier Milei, la vice Victoria Villarruel, integrantes del gabinete y el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, tras la firma del Pacto de Mayo en Tucumán.
García Cuerva comenzó su alocución recordando a los argentinos "paralizados hace años en su esperanza" y afectados por "el hambre y la soledad". Expresó su preocupación por una Argentina que, a pesar de 208 años de independencia, aún lucha contra diversas formas de esclavitud que impiden su desarrollo pleno.
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El mensaje del arzobispo enfatizó la urgencia de la solidaridad y el compromiso social: "No hay tiempo para la indiferencia", afirmó, añadiendo que "nadie se puede lavar las manos" frente a la crisis actual. Hizo un llamado a la unidad y a la acción colectiva para enfrentar los desafíos que aquejan al país.
Tras el Tedeum, el presidente Javier Milei, acompañado de su gabinete ministerial, se unió al desfile militar por la Avenida Del Libertador. El evento, que marca el segundo acto de la jornada, celebra la historia y las fuerzas armadas del país, con la participación de veteranos y personal de seguridad.