Con Santilli como Ministerio del Interior y Manuel Adorni como Jefe de Gabinete, el gobierno de Milei cierra una semana post elecciones más que interesante y refuerza posiciones clave en su tablero político. Pero detrás de estos nombramientos se intensifica la pugna por el poder entre el oficialismo y el PRO, que no parece tener descanso desde el comienzo de la presidencia.
Si bien desde el inicio del mandato presidencial los analistas políticos pronosticaban un derrumbe de La Libertad Avanza y un rápido crecimiento del PRO dentro del entramado nacional, las piezas del tablero se movieron de forma inesperada.
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Lo que hace meses parecía improbable hoy se confirma. Mucho de eso tuvo que ver la cercanía del presidente Milei con la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Que parece traccionar un acuerdo silencioso por acomodar los asientos del poder presidencial.
Aunque en un principio parecía ser una jugada maestra de Mauricio Macri buscando una escalada de poder dentro del nuevo gobierno, los hechos muestran lo contrario: LLA no solo se mantuvo, sino que empezó a absorber al PRO, incorporando a sus dirigentes más destacados para impulsar su política liberal. La renuncia de Patricia Bullrich a la presidencia del PRO y su afiliación a LLA fue un primer síntoma de este fenómeno, que ahora alcanza un punto culminante con la llegada de Santilli al gabinete.
¿Gambito de Macri?
Como si de un tablero de ajedrez se tratara, o de la básica estrategia que puede tener el TEG, Milei logró cinturear a la cúpula dirigencial del PRO y tomar un envión que podría asegurarle un lugar de privilegio en las presidenciales del 2027. Pese a que la lectura podría ser que Santili es un "infiltrado" del PRO dentro del esquema político libertario, los movimientos de este juego demuestran un entramado mucho más fino.
La corta -y frustrada reunión- que tuvieron Mauricio Macri y Javier Milei en Olivos no solo significó una negativa del presidente con el creador del PRO. Sino también en un abandono político de Figuras como Patricia Bullrich o el mismo Diego Santilli. No se sabe si el líder de esta estrategia es hombre o mujer, pero si se sabe su apellido: Milei.
La designación de Santilli como ministro del Interior confirma que LLA logró consolidar su fortaleza política. El histórico partido amarillo deja de ser un actor autónomo para convertirse, en la práctica, en un recurso del oficialismo: sus figuras son “tomadas prestadas” para ejecutar la agenda de Milei, mientras LLA marca las reglas del juego.
Cuestión de principios
Por eso, Santilli, con su trayectoria en el PRO, sigue los pasos de Patricia Bullrich (ex PRO, actual LLA) y se convierte en el puente entre la política tradicional y el proyecto liberal de Milei, articulando acuerdos con gobernadores y legisladores para garantizar el avance de las reformas.
Para Milei, este movimiento representa una combinación de pragmatismo y estrategia política: gobierna no solo con su ideario, sino con una maquinaria política que ya incorpora a figuras del PRO bajo su mando. Para el PRO, en cambio, es una derrota simbólica: mantiene presencia, pero su independencia queda subordinada a la dinámica de LLA.
En definitiva, la designación de Adorni primero y de Santilli después no solo le dan una bocanada de aire a los libertarios, sino también le permite al presidente consolidar un bloque capaz de ejecutar su agenda liberal con referentes del partido amarillo a su servicio. Al parecer no se trata de una cuestión de ideas, sino de oportunidades.