El operativo para dar con el paradero de Javier Valdez, el joven criancero que fue arrastrado por las aguas del río Varvarco el pasado viernes, avanzó durante todo el sábado sin resultados positivos. La búsqueda cubrió un tramo de 50 kilómetros, desde el paraje Los Cheuques, donde ocurrió el accidente, hasta el Puente Varvarco.
A pesar del esfuerzo desplegado por Gendarmería Nacional, Bomberos Neuquén, el Sistema Provincial de Manejo del Fuego y voluntarios locales, la angustia crece entre los familiares y allegados del joven. “Por estas horas, se debilita la posibilidad de encontrarlo con vida, aunque seguimos buscando con la misma intensidad”, admitieron desde el operativo. Sin embargo, la secretaria de Emergencias, Luciana Ortiz Luna, aseguró: “Nunca se pierde la esperanza de encontrarlo con vida.”
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La tragedia ocurrió el viernes al mediodía cuando Javier y su hermano Sandro construían una pasarela sobre el río. La estructura colapsó, arrojándolos al agua. Mientras Sandro logró alcanzar la orilla, Javier fue arrastrado por la fuerte correntada y desde entonces no se lo volvió a ver.
Un parte oficial del Operativo de Búsqueda y Rescate confirmó que el domingo por la mañana se intensificarán los trabajos en el “punto 0”, lugar donde ocurrió el accidente. Según el relato de Sandro, existe un sector con remolinos y agua que se esconde debajo de una barda, lo que encendió las alarmas y llevará a verificar la zona con ganchos especializados.
Los rescatistas emplearon todos los recursos disponibles. Se realizó un experimento arrojando un objeto con características similares a un cuerpo humano para observar su trayectoria en el río. Este ensayo indicó que el objeto se detuvo en un remanso de agua ubicado a 500 metros del lugar del hecho, aguas abajo. Este sector será nuevamente rastrillado.
Además, se desplegó un helicóptero provincial y un drone de alta tecnología aportado por un vecino de Huinganco, que permitió obtener imágenes aéreas de alta resolución. También se intentaron tareas de buceo, pero fueron suspendidas debido a la extrema correntada y la turbidez del río, que imposibilitan la visibilidad y la seguridad de los buzos.