El joven remero Kurts Adams Rozentals, de 23 años, considerado una de las mayores promesas del remo británico, fue suspendido por dos años de toda competencia y entrenamiento oficial tras la publicación de un video de contenido sexual en sus redes sociales. El episodio, ocurrido a bordo de un avión y difundido en su cuenta pública de Instagram, desató una fuerte polémica en el Reino Unido sobre la exposición de los deportistas, la libertad individual y la moral deportiva.
El panel disciplinario de Paddle UK, organismo rector del piragüismo británico, concluyó que Rozentals incurrió en una falta grave al “traer descrédito al deporte” y violar las normas de conducta sobre comportamiento indecente y uso de redes sociales. La sanción implica su exclusión inmediata del Programa de Clase Mundial, una iniciativa financiada por la Lotería Nacional que apoya a atletas con potencial olímpico. Con esto, el sueño del joven de competir en los Juegos de 2028 y 2032 parece desvanecerse.
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“Me obligan a elegir entre OnlyFans o los Juegos Olímpicos”, expresó el deportista tras conocerse la sanción, evidenciando el dilema que atraviesa entre su vida personal y su carrera profesional.
El video y la sanción
El hecho ocurrió en marzo, cuando Rozentals compartió en Instagram un clip explícito en el que aparecía manteniendo relaciones sexuales durante un vuelo. El contenido fue eliminado posteriormente, pero su viralización fue suficiente para que las autoridades deportivas intervinieran. Según el fallo, la publicación “comprometió la integridad y la imagen pública del remo británico”.
La decisión del panel generó opiniones divididas: mientras algunos respaldan la necesidad de preservar la reputación institucional del deporte, otros cuestionan el castigo como una forma de censura moral, argumentando que el contenido fue publicado en un ámbito personal y no deportivo.
Entre la pasión y la necesidad económica
Más allá del escándalo, el caso expuso un problema estructural: la precariedad económica que viven muchos atletas de alto rendimiento fuera del foco mediático. Rozentals había declarado meses antes que sus ayudas federativas apenas alcanzaban los 21.000 dólares anuales, cifra insuficiente para cubrir los costos de entrenamiento, equipamiento y viajes internacionales.
Ante esa situación, el joven abrió una cuenta en OnlyFans, la plataforma de contenido para adultos, donde logró reunir cerca de 120.000 dólares en pocos meses. “Fue la primera vez que pude sostener mi carrera sin depender de becas insuficientes”, confesó el deportista.
Sin embargo, ese alivio económico se transformó en un conflicto ético y profesional. “Hoy sé que no volvería a subir algo así, pero en ese momento estaba desesperado por mantenerme en competencia”, explicó Rozentals, reconociendo el error pero también la presión que vivía.
Un futuro incierto
Con la suspensión en curso y su salida del programa olímpico, el futuro de Rozentals en el remo es incierto. Aun así, el atleta mantiene la esperanza de regresar cuando la sanción finalice y reencauzar su carrera.
El caso ha abierto un debate más amplio en el deporte británico: ¿hasta qué punto las federaciones pueden regular la vida privada de los atletas? ¿Dónde termina la ética deportiva y empieza la libertad individual? Mientras las respuestas siguen en el aire, Kurts Adams Rozentals enfrenta el mayor desafío de su vida: remar contra la corriente de un sistema que, por ahora, le da la espalda.
